lunes, 1 de enero de 2007

Año nuevo en casa nueva

Este año no tenía intenciones de pasar mi año nuevo número 26 con la familia. Saben que los adoro, pero 25 años empezando igual, y luego de un fin de año con bastantes sobresaltos, necesitaba un cambio. Así fue que en la semana, mientras le contaba a Jorge que me entregarían mi departamento justo el 31, se nos ocurrió la idea de celebrarlo acá. No es malo, piso 14, terraza a la cordillera, con opción de ver los fuegos de cerro Calán y de Ñuñoa. Un carrete piola, con la gente justa y necesaria, que además de año nuevo sería inauguración de depto y despedida de Jorge (que este miércoles nos deja por el país de los Mc. Donald’s).

Así fue que el 30 en la noche dejé el auto de mi hermana lleno con pedazos de mi vida, para partir temprano el 31 a buscar las llaves y empezar a dejar todo relativamente ordenado.

De los 4 invitados, extrañamente solo faltó Zelaya. Y digo extrañamente, porque estaba bien prendía y además vive en el mismo edificio. Le tocamos el timbre un par de veces, pero respondió pocaso. Así que finalmente pasé mi año nuevo acompañada de 3 muchachos... no es malo ^_^

De la cena se encargó Rafa, que vino producido con un asado alemán. Además hay que destacar que, aunque venía en bici, se avispó con traer hielo, ya que acá aún no hay refri, y la encargada de hielo era Zelaya.

Rafa horneaba unas duquesas y picaba tomates, Jorge nos amenizaba con la guitarra eléctrica (además de destacar que trajo a tomy rey), mientras Aldo y yo fumábamos en la terraza (par de vagos ^_^).

Comimos como hobbits, con la mesa en el cuello porque la ausencia de Zelaya nos dejó sin los pisos, y mis sillas son muy bajas para esta mesa. Luego, copete y a jugosear en la terraza esperando las 12.

Dieron las 12 y la superstición hizo a los niños hacer fila para abrazar a una mujer primero. Los fuegos de Calán se veían, pero lejazos. Cachamos que en todos los otros edificios estaba la gente en el techo. Así que Jorge llamó al conserje pa saber si se podía subir a éste, y si había gente arriba. “Bastante” le dijo en tono sarcástico el pobre conserje, que de seguro moría de ganas de subir, en vez de andar respondiendo boludeces. Copete y cámara en mano partimos rumbo al techo. Abriendo la puerta tuve mi primer encuentro con mis vecinas… dos señoras maduritas que se abalanzaron sobre Jorge y Rafa. La cara de susto de Jorge cuando se le viene encima un abrazo con una señora diciendo “un hombre” es indescriptible. Las pobres no se habían querido abrazar entre ellas pa evitar empezar mal el año.

Llegamos al ascensor… todo lleno, gente con copas, todos diciendo feliz año nuevo. En el piso 16 se trataron de subir otros enfiestados, pero el ascensor se puso a sonar como enfermo. No cabía más gente. Llegamos al techo, piso 24. Mish… aprovechando de conocer mi edificio veo que está bastante bueno el quincho. Lleno de gente, música pachanguera y vista a todos los fuegos de Santiago. La torre entel igual dejó bastante que desear, pero se veían hartos más. Lástima que Calán estuviera tan lejos, porque se veían bien producidos.

Cuando terminaron volvimos al depto… por la escalera, ya que los 4 ascensores colapsaban y la gente hacía filas pa subirse. Música de Tomy rey, y nos prendimos en la terraza. Había que esperar que a la 1 tiraban más fuegos desde el nacional.

Luego, el guitarrista que lleva Jorge adentro, se apoderó de el, y nos dio un buen show.

Tanto así, que logramos prender a los vecinos de abajo. Saludaban y hasta aplausos mandaban pa Jorge. Hasta unas payas nos lanzamos. La tropa de abajo promediaba los 60 años. Hasta trato nos ofrecieron… 1 de 75 por 3 de 25 ^_^

Los fuegos del nacional igual estuvieron producidos. De ahí nos abandonaron los vecinos, que se iban pa otro carrete, y quedamos cantándole a la gente que pasaba por la calle. No pensé que el sonido pudiera bajar desde un piso 14, pero un par de curaitos que estaban meando en San Camilo escucharon nuestro hueveo, y se pusieron a saltar y hacer señas. Consejo: No salte si está curao. El pastél terminó vomitando.

El copete hizo su efecto y, por muy año nuevo que fuera, como a las 2 empezaron a caer. Rafa murió echado en una silla, y Jorge decidió llevárselo pa su casa (vive a dos cuadras). Es que mandar a Rafa de vuelta en bici habría sido un jugo.

Y así comenzó mi 2007, con departamento sola y un año nuevo diferente, augurio de una nueva etapa que comienza en mi vida.

Agradecimientos: A “belkin”. La conexión de un vecino que a veces me puedo robar y que me permite publicar esto hoy ^_^

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