miércoles, 31 de octubre de 2007

Infierno en Venezuela, Parte 2

El viernes nos cambiaron a todos de hotel, porque esa noche había una mega fiesta de “la polar” (la cerveza nacional) y tenían todo el hotel reservado.
Tomé desayuno temprano (mala idea), hice el check-out sin problemas, y me fui a las charlas que al fin eran de estrellas variables. Saliendo como a las 12, nos tomamos un bus al otro hotel (Hesperia Playa el Agua). Y allá estuvimos, casi 3 horas, peleando por que nos dieran las piezas.
Primero había que buscarse para encontrar en que pieza estaba uno. En un montón de hojas con nombres, que por supuesto no tenían ningún orden alfabético. Una vez encontrado mi nombre, el jugo para que nos dieran las llaves. Nos pedían facturas, tarjetas de crédito, fotocopias insólitas… y nosotros explicando que veníamos por la conferencia (de la cual no tenían idea) y tratando de hacerles entender que estaba pagado y que NO nos habían dado factura porque en el otro hotel nos dijeron que ellos la mandaban por interno… patrañas. Así discutiendo por horas, entre que supuestamente llamaban al otro hotel. Y entre medio vi que Claus con la señora venían a reclamar que sus llaves no abrían la pieza. “Usted debe tener algo que las desmagnetizó” le respondieron. Insólito. Sobre todo después de que lo mismo le había pasado antes a mucha gente.
Se acercaban las 3 de la tarde, hora a la que cerraba el lugar para almorzar. Tenía sueño, hambre, calor, cansancio, y la Favi a mi lado reclamando que no le encontraban una pieza, mientras que se moría por su intoxicación. “Pero tranquila” fueron las últimas palabras que escuché que le dijeron antes de explotar.
- “Como quiere que esté tranquila si está enferma y la tienen aquí parada esperando, con sus maletas, con el calor que hace y muertos de hambre”
Eso fue a gritos. Y eso que yo siempre he sido excesivamente paciente con la gente que me atiende, pero esta vez me habían superado. Y entonces lo increíble… en dos minutos yo tenía mis llaves en la mano, y aunque a la Favi no le tenían pieza todavía, le pusieron la pulserita del all-inclusive (para que fuera a almorzar) y le guardaron las maletas mientras solucionaban el problema. Plop! Parece que allá las cosas si funcionan a gritos.
Después de almorzar corrí a dejar mis cosas a la pieza y me fui a la playa. Allá nos encontramos con Giuliano, que nos contó su recepción. Le habían dado las llaves de una pieza ocupada (para variar) y cuando entro había una tipa en pelotas mirándose al espejo, que pegó un grito cuando lo vio. El cerró la puerta, pero a los 5 segundos salió el marido de la tipa y quería pegarle. Ahí una de las señoras del aseo lo tuvo que calmar :P
También apareció la Favi, que al fin tenía su pieza, para 3... pero con una sola cama de tamaño king. Ella ya no quería pelear más, asi que dejó que sus compañeras se hicieran cargo.
En la noche se me ocurrió la peor idea del viaje. Nunca me han dado confianza los jugos rojos, pero tenía sed y la otra opción era uno de naranja, que era pura agua. Así que probé el famoso "fruponge"… una mezcla de frutas tropicales con mucha guayaba. No llegué ni a la mitad del vaso cuando empecé a sentir los gorgoritos en mi pancita. Me fui a acostar, porque me sentía mal. Llegando a mi pieza tuve que matar a dos cucarachas para poder acostarme. Y luego empezó el show… al baño cada media hora. ¿Por qué nadie me avisó antes que la guayaba es laxante? Demonios… estuve toda la noche mal. Incluso en la mañana, cuando mi compañera de pieza entró a la ducha, tuve que salir dos veces a los baños de la piscina.
Y así me fui al desayuno, a comer galletitas de salvado con té. Y cuando me encontré al fin con la Claudia, me dio unas pastillitas milagrosas, mejores que las de carbón. Muy mágicas eran, porque eso fue el sábado en la mañana. Ya estamos a miércoles y todavía no puedo ir al baño. Pero al menos sirvieron para que el vuelo no fuera tan desastroso.
De ahí otro show mas. El check-out…. Tarjeta de crédito, factura, y cuanta cosa más nos pedían. “Pero señorita, si está todo pagado. Llame al otro hotel”… Y se fue a ver… y siguió viendo, mientras atendía a otra gente y a mi me ignoraba. Hasta que al fin llegó una tipa que se veía mas eficiente (al parecer debe haber sido caraqueña jejeje) y trajo una lista donde nos podían buscar y ver si estaba todo pagado. Obviamente la lista estaba en desorden, pero ya no importaba. Me logré encontrar. Entonces quedó uno de los tipos de recepción a cargo de hacer el check-out de todos los del congreso. Todos iban bien rápido. Pero cuando llega mi turno, le digo que le había pasado las llaves y los tickets de toalla a la otra niña de recepción. “Ahhhh” me dice. “Entonces tienes que hacer el check out con ella” Carajo.
- “Señorita… ¿está listo mi check-out?”…
- “Ups, se me había olvidado”
Y se fue media hora para adentro, y volvió… para ssguir atendiendo a otra gente. Yo ya muerta de calor otra vez, con hambre y con la guata que todavía me dolía. Y la perseguía por todo el mesón para que me pescara. Y me decía “si si, ya voy”.
En un momento me sentí demasiado mal y... o me ponía a llorar o gritaba. Opté por gritar. “¿Señorita, me puedo devolver mis tickets y mis llaves para que me haga el check-out él (el otro niño) que si sabe como hacerlo?”
Me miró con cara de nada y dijo un lindo “No”.
Me agarré la cabeza y pensé que me iba a morir sobre el maldito mesón. Carsten se acercó a ver como estaba (él sabía que yo andaba enferma). Y le explico que ya me tenía harta que estaban puro tramitándome y que me sentía mal.
Cuando veo que la tipa se va a atender a otro cliente mas, alcancé a decir un ultimo “señorita”, ya con voz de… “por favooooor”. Me mira y me dice “váyase, si ya está lista”. Plop… quizás hace cuanto rato que estaba lista y me estaba jodiendo. O quizás en verdad nunca hizo nada, y aún estoy chequeada en el hotel. Pero ya no me importa, total nunca transé a dar mi tarjeta de crédito :P
Y ahí me fui a almorzar… arroz sólo. Y me robé unas galletas de salvado, porque algo me decía que el viaje a casa no sería nada fácil.
A las 3 de la tarde tomamos el bus al aeropuerto.
Continuara…
También dejo una foto de esa playa, que era harto más grande que la otra.

martes, 30 de octubre de 2007

Infierno en Venezuela, Parte 1

Dicen que siempre que pasan cosas buenas y malas, hay que contar lo malo primero, para después quedarse con el recuerdo de lo bueno.

Nuestro viaje empezó mal apenas llegamos a Venezuela. Nos habían dicho que por todos lados ofrecían cambio ilegal de dólares a bolívares, pero nunca pensamos que fuese tan descarado. Saliendo de inmigración, se nos acercaban los tipos de la guardia nacional, vestidos de uniforme, a ofrecernos cambio. Cambiamos unos pocos dólares en una casa de cambio legal (porque nos dijeron que los mulas te podían dar bolívares falsos) y corrimos hacia el aeropuerto nacional. Íbamos atrasados, y las colas allá son eternas. En casi todas partes atiende una sola persona, y la palabra eficiencia parece no existir. Luego del check in… correr de nuevo a abordar. Pero llegando ahí nos dicen:
- No han pagado la tasa aeropuertoaria (o como se escriba)
- ¡Pero por qué no avisan antes!
- Nunca avisan :P
Entonces… devolverse un tramo a pagar la famosa tasa (menos mal que cambiamos algunos dólares antes) y correr de nuevo a embarcar. Una vez adentro… rabia. Nos dieron mal el vuelto, y no a mi… a todos los que no lo contaron. Porque Rob pasó antes y alcanzó a darse cuenta que lo estaban cagando. Fueron 5 mil bolos cada uno (como 2 dólares) y aunque es poco da rabia que los mismos tipos que trabajan en el aeropuerto te estafen.

Después el vuelo de Caracas a margarita… con unas turbulencias que al menos me hicieron relajarme como si hubiese estado en fantasilandia. Hasta gritos hubo jejeje. Y al lado mío un abogado venezolano que me habló pestes todo el camino. Se quejaba de las cosas que hace Chávez y decía que eso no era un país. Y me hizo una advertencia: “cuando en margarita veas a alguien que te atiende pésimo y no está ni ahí con arreglar nada… ese es un margariteño al que nada le importa. Después de mucho rato puede que llegue un caraqueño a arreglar el problema”… uff no pensé que eso era un presagio tan real de lo que se nos venía.

Llegamos al hotel (Hesperia isla margarita) como a las 10 y nos quedamos mucho rato esperando para hacer el check in… claro, porque por ejemplo mi nombre no existía. Tenía que adivinar el nombre de mi compañera de pieza para saber donde estaba. Me acordaba solo que se llamaba Maria, así que comprenderán la linda búsqueda que tuve. Y no era la única con el mismo problema. Por mientras, la Paula y la Favi que habían llegado antes nos fueron a sacar comida porque a las 10:30 cerraba el restaurante

Comimos pizzas y pastas de “la trattoria” que estaban bastante buenas. El calor allá es impresionante, incluso a las 11 de la noche que ya eran. Te sientes pegoteado (aprox. 90% de humedad)

De ahí nos fuimos a conocer la playa y nos quedamos ahí conversando hasta tarde. Ahí nos enteramos de los problemas que había tenido la gente que llegó antes.

Los primeros en llegar fueron los organizadores. Para sorpresa, cuando preguntaron por la reserva para IAU, les dijeron que no había ninguna… “¿pero como? Si tenemos reservada la mitad del hotel, y las 3 salas de conferencia”.

Lo que había pasado… el tipo que les hizo la reserva se fue de vacaciones y no dejó nada anotado. No se como habrán solucionado el atado… pero cuando llegamos al menos teníamos piezas… algunos.

La gente que se quedó en el otro hotel (Hesperia playa el agua) sufrió por los errores con las piezas. Una señora de argentina nos contaba todo el desastre. A una pareja la mandaron a una pieza y cuando entraron, había ropa adentro. Otros tuvieron menos suerte, y se encontraron con una pareja durmiendo adentro. Otros llegaron a una habitación donde el techo estaba en reparaciones y lleno de estuco. Y otros más, entraron a una y había un pintor… todo un jugo. A unos cuantos les pasó que las llaves no abrían. Al final de dar mucho jugo, mandaron a 11 personas a otro hotel por esa noche… porque no quedaban piezas libres (¿como no les dicen antes?). Y al final al día siguiente los mandaron al mismo donde estaba yo.

Dentro del hotel yo no tuve mayores problemas, salvo tener que pedir por favor que me cambiaran las toallas del baño, cuando ya era el tercer día (las 5 estrellas no las vimos por ningún lado) y que no se te ocurriera estar apurado por un café en el desayuno. Una vez me sentí dentro de una broma de video match. Pedí un café y la señorita me dice “enseguida”. 5 minutos y nada, le pedí a otro tipo… “enseguida” 5 minutos más de verlos pasearse a ambos, y nada. Le pedí a otra señorita, y ella si volvió al tiro… con el café, pero sin la taza. “Vuelvo enseguida” me dice… y se lleva el café con ella. Al rato llega con mi taza… pero SIN EL CAFÉ. Carajo… se fue de nuevo y se quería llevar la taza… pero esa vez le dije que me la dejara… ya veía que volvía a llegar con el café y sin la taza. En eso deben haber pasado 20 minutos y yo ya me había comido todo, así que me tomé el café sólo :P

Pero hasta ese entonces, todavía todo me daba risa… total, yo no pagué por nada jeje.

Pero otra gente si tuvo atados más fuertes. A uno de los profes (no me acuerdo ya cual fue), le entregaron una habitación con sangre en el lavamanos. Y a otros les explotó el aire acondicionado y les empezó a salir una cosa negra. Eso como a la hora de almuerzo. En la noche aun no les arreglaban nada ni los cambiaban de pieza.

Además de gente que se enfermó… pero eso ya no era culpa del hotel. A todos los picaban miles de mosquitos, menos a mi para variar, que no me picó nada. A una niña la picó una medusa y le dio una infección brígida. Y la Favi se empezó a poner roja y llena de sarpullido… intoxicación con mariscos le dijeron, aunque ella dice que nunca le han dado problemas. Le inyectaban corticoides, pero cuando se le pasaba el efecto volvía a estar mal… y así como 3 días.

Y que decir de las gargantas… todos medio afónicos porque el calor era insoportable pero dentro de las salas de conferencia hacía frío. Yo andaba con el chaleco para todos lados, y hasta unos calcetines en la mochila.

También me quise morir cuando a mi cámara se le trabó el zoom óptico, el primer día, y no pude tomar más fotos. A varia gente le fallaron las pilas, e incluso a uno le salió una franja morada en el laptop. Por lo menos en mi caso, la camarita se arregló acá en Chilito. Conclusión… el problema era el 90% de humedad.

No tengo mas tiempo ahora, pero ya se viene la historia del tortuoso cambio de hotel, con mis 2 salidas de madre (en el check in y check out), el infierno en carcas con Lan lavándose las manos por dejarnos botados, y al final lo lindo… un tour de un día que contaré al final para quedarme con ese recuerdo.

Continuara…

Igual el hotel y la playa eran bonitos, asi que dejo unas fotis.

Vista desde los dormitorios
Piscinas del hotel
Playa privada del hotel

martes, 9 de octubre de 2007

Incontinencia emocional ??

Después de irme al fondo del hoyo y dejar en pausa el paper y las reuniones con Marcio, decidí ir a un doctorcito. Porque es normal tener pena porque el pololo esté lejos, o estresarse por las cosas que no salen, pero cuando ya empieza a afectarte físicamente, es hora de pedir ayuda.

Luego de una hora dentro de la consulta del doc, que sacaba y sacaba cosas de mi vida, tuvimos conclusión.

Diagnóstico: Una serie de eventos desafortunados…. naaa, esa es una película jejeje. Una serie de eventos estresantes que generaron stress acumulado que explotó en el momento en que me quedé sola, con pena y con tiempo extra para pensar. Mi cerebrito se fue de vacaciones sin permiso y me produjo "incontinencia emocional". O sea, se votó en huelga a tal punto, que ya ni siquiera se preocupa de controlar mis emociones.
Por eso era natural que me vieran salir las lágrimas en reuniones, en la sala de compu, en el metro… y que eso me diera vergüenza y llorara aún más.
También eran normales las taquicardias y temblorcillos cuando veía mucha gente, porque me daba susto que me preguntaran como estaba y ponerme a llorar.... otra vez
La falta de hambre y la lentitud… efectos secundarios al hecho de que mi cerebro no quiera hacer nada. Ni siquiera digerir.
Y por último, mis recientes problemas de concentración, entendimiento y memoria… un escudo del cerebrin para obligarme a descansar.

Solución: Haber dejado en stand by a Marcio y el paper fue el primer paso. Ahora seguimos con una píldora mágica anti-stress, vitaminas levanta-ánimo (y estado físico) y muuuuchas horas de sueño, para poder terminar el semestre bien. Y en lo posible, evitar situaciones estresantes hasta que termine los cursos… o sea… las palabras “paper” y “reunión” quedan prohibidas por el resto del año, y evitaré a toda la gente que se me acerque con cara de pena a preguntarme como estoy. Se que se preocupan, pero esta vez solo necesito olvidarme de todo por un rato.

Ahora me voy a descansar… son órdenes médicas jeje

lunes, 1 de octubre de 2007

¿Por qué lo malo siempre llega todo junto?
Creo que estoy a punto de rendirme... aunque en realidad ya me haya rendido parcialmente.

A mi viejo barrilito, mañoso, picota, que de niña me rascaba la espalda... Hasta siempre Opa