Por eso hoy fuimos con Zelaya al asado de Cristian, en el San Cristóbal, para celebrar su venida a Chile y aprovechar el "18 chico". A la vuelta, decidimos tomar el teleférico hasta la virgen. Hace demasiados años que no me subía, y me sentí increíble, como si toda mi infancia se hiciera presente. Y para bajar, rematamos con el funicular. Además dejamos pendiente una visita más aventurera y ejercitada al cerro, para subir a la antigua, es decir… a patita.
Increible lo que un poco de naturaleza puede hacer para recargar las baterías.
1 comentario:
negra fue bakan! estoy esperando la ruta por el sendero aventurero y fotoso!
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